Una de nuestras últimas alegrías es la afición que Cristo está despertando hacia la lectura.
Todos, él también, sabemos la dificultad que tiene con la lectura, pero en un ambiente de respeto por parte de sus compañeros, ha ido mejorando poco a poco.
Pero nuestra mayor alegría es el haber comprobado que por propia iniciativa está leyendo un libro. Hoy nos lo enseñó.
Quedamos en facilitarle otro libro cuando acabase el que está leyendo y que el me lo prestaría para que yo le diese un vistazo.
Estamos seguros de que con esta inquietud y gusto que está desarrollando por la lectura, va a mejorar mucho y se va a convertir en un lector empedernido.
De buen seguro que esto le va a ayudar para desarrollar sus habilidades y aficiones y encontar un buen trabajo.
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